lunes, 22 de noviembre de 2010

Autosorpresas.

Puedo explicarlo a raíz de esta imagen:



Somos Nico (el chico francés con el que viajé a Argentina) y yo haciéndonos una foto con nuestros compañeros de habitación brasileños en un estupendo hostal de una calle céntrica de Buenos Aires. La foto consigue reflejar una de esas pequeñas cosas que hacen que un viaje resulte especial: lo inesperado, por tonto que sea. No me imaginaba -por mucho que en el fondo yo viaje de hostal barato y compartiendo habitación para que sucedan cosas así- que esta pareja fuese a ser tan simpática, que podría medio entender el portugués hablado, que me lanzaría a proponerles hacernos una foto juntos y que terminaría teniendo al chico en mi facebook (con lo potencialmente ventajoso que eso puede resultar de cara a viajar a su país). La sensación de inesperado, de imprevisto, se puede también ejemplificar con una de esas tardes en que te cruzas con un conocido por la calle y terminas pasando un rato estupendo tomando algo con él/ella o simplemente se te hacen las tantas de la madrugada haciendo el canelo de bar en bar animado por algún cubata, o quizá incluso sin él.
He llegado a una conclusión inevitable: voy a darme autosorpresas. Voy a programar un gancho en modo random que me coja del cuello y me saque una o varias veces al mes de la caja de la rutina en la que tan agradablemente vivo. Y lo voy a hacer porque cuando uno consigue lo más difícil, que es precisamente darse cuenta de que está viviendo en esa caja, y se molesta en levantar la tapa y salir un poco de ella, le sienta muy bien.
No hablo de grandes cosas. No me refiero a irme un fin de semana a Madrid a quemar los bares, ni a los pirineos a hacer puenting, ni a apuntarme a clases de guitarra eléctrica. Que no estaría mal quizá. Hablo más de cosas sencillas que a lo mejor se olvidan hacer o se relegan a un segundo plano, o simplemente se hacen siempre en las mismas ocasiones. Así, me sienta bien irme un día al cine nada más salir del colegio; o irme a ver a mi familia un miércoles; o salir hasta un poco tarde un viernes y no el sábado; o no salir el viernes para estudiar un poco el sábado en lugar de hacerlo entre semana; o decidir que en lugar de quedar a tomar algo el sábado por la tarde, me voy a empapuzar a leer hasta que me lloren los ojos.
Probadlo. En la variedad está el gusto, pero no sólo en lo que se hace sino en cómo y cuándo.
Y por si a alguien no le ha quedado claro, una recomendación: la película "Dí que sí", o "The yes man", con Jim Carrey como protagonista. Vedla aunque el actor os caiga gordo; es simpática y os hará pensar un poco en lo que acabo de comentaros.
Ahora decidme: ¿qué vais a hacer hoy que no pensabais hacer...?

sábado, 6 de noviembre de 2010

Una descripción.

Un buen amigo es aquel que te llama de vez en cuando para ver qué tal estás.
Un buen amigo es aquel que te propone quedar con antelación, pues valora tu tiempo y lo respeta.
Un buen amigo es aquel que no deja pasar mucho tiempo sin verte o saber de ti.

¿Soy buen amigo tuyo?

Y, ¿eres buen amigo mío?