Después de año y medio de haber abandonado el hábito, he decidido retomar mis visitas al gimnasio. En su momento lo dejé por pérdida de motivación pero también por exigirme demasiado: andaba estudiando antropología, empezando francés y acudiendo a clase de bailes de salón los fines de semana. Reventé por donde reventé, y fue dejando las pesas.
De vez en cuando, al ver un gimnasio, algo dentro de mí decía que me apetecía hacer ejercicio físico de nuevo; pero pensaba en mi tiempo libre y en lo feliz que se está haciendo lo que a cada momento a uno le apetece, y lo olvidaba.
Pero este sábado pasado salió el tema de las máquinas de gimnasio con mi hermano. Él mostró cierto interés por el tema, y habló de lo que algunos amigos que actualmente ya son habituales de las pesas hacían para entrenar. Sin darme cuenta, estuve más de veinte minutos hablándole de rutinas, alimentación, objetivos... y me di cuenta de que una parte de mí lo echaba de menos. Las decisiones se toman con nuestro lado emocional aunque pretendamos que no para sentir que controlamos nuestro alrededor, y por eso fue que en escasos minutos afirmé ante mi hermano que iba a volver a apuntarme a esto.
Y así ha sido, hoy lo he hecho y he comenzado en plan suave.
Durante el primer mes, calentamiento de media hora y cuatro ejercicios moderados para ir tocando todos los músculos del cuerpo. Luego ya empezaremos con más fuerza. Le he dicho al monitor que quería ganar volumen muscular, y que en los dos años que había estado entrenando anteriormente había ganado mucho brazo, menos pectoral y poco hombro (las abdominales para qué mencionarlas, las mías no existen o padecen introversión extrema). Me ha asegurado que conseguiría sacar de mí mucho y que desde luego no crecería de cintura. Ha hablado de ciertos batidos proteínicos muy buenos y de algunas dietas que me pondría. Y bueno, yo más emocionado y entusiasmado que si me hubiesen dicho que ha aparecido un dinosaurio vivo en mitad de Nueva York. Queriendo ponerme ya.
Y como guinda, al ponerme a entrenar -vaya corte, usando unos pesos de mierda en todas las máquinas, me sentía un viejo en comparación con cuando entrenaba-, estaba rodeado de algunos tíos de mi edad que estaban impresionantes. Uno era ligeramente más alto que yo, tenía un brazo que era dos veces el mío y aparte unos pectorales gigantescos, y desde el pectoral hasta los bultos tremendos que salían por su espalda había una distancia sensacional. Sé que a mucha gente esa estética le resulta indiferente o desagradable, pero a mí me mola, me encanta, me da un morbo que te cagas. Ver a un tío rellenando camiseta descomunalmente me deja sin habla.
Ays, en fin, pues eso, que he empezado. Mi experiencia en estos dos últimos años es que es complicado prometer y prometerse cosas a largo plazo, porque uno cambia según las circunstancias. Pero espero ser constante, que la otra vez lo fui durante dos años y eso me da confianza en mí mismo, y no dejarlo, idealmente nunca.
Sienta bien ir a sudar. El gimnasio en plan máquinas es aburrido, como tomar el sol, el yoga o hacer ganchillo; pero todos tenemos actividades mecánicas que nos ayudan a evadirnos.
Let´s go!!!
Pero este sábado pasado salió el tema de las máquinas de gimnasio con mi hermano. Él mostró cierto interés por el tema, y habló de lo que algunos amigos que actualmente ya son habituales de las pesas hacían para entrenar. Sin darme cuenta, estuve más de veinte minutos hablándole de rutinas, alimentación, objetivos... y me di cuenta de que una parte de mí lo echaba de menos. Las decisiones se toman con nuestro lado emocional aunque pretendamos que no para sentir que controlamos nuestro alrededor, y por eso fue que en escasos minutos afirmé ante mi hermano que iba a volver a apuntarme a esto.
Y así ha sido, hoy lo he hecho y he comenzado en plan suave.
Durante el primer mes, calentamiento de media hora y cuatro ejercicios moderados para ir tocando todos los músculos del cuerpo. Luego ya empezaremos con más fuerza. Le he dicho al monitor que quería ganar volumen muscular, y que en los dos años que había estado entrenando anteriormente había ganado mucho brazo, menos pectoral y poco hombro (las abdominales para qué mencionarlas, las mías no existen o padecen introversión extrema). Me ha asegurado que conseguiría sacar de mí mucho y que desde luego no crecería de cintura. Ha hablado de ciertos batidos proteínicos muy buenos y de algunas dietas que me pondría. Y bueno, yo más emocionado y entusiasmado que si me hubiesen dicho que ha aparecido un dinosaurio vivo en mitad de Nueva York. Queriendo ponerme ya.
Y como guinda, al ponerme a entrenar -vaya corte, usando unos pesos de mierda en todas las máquinas, me sentía un viejo en comparación con cuando entrenaba-, estaba rodeado de algunos tíos de mi edad que estaban impresionantes. Uno era ligeramente más alto que yo, tenía un brazo que era dos veces el mío y aparte unos pectorales gigantescos, y desde el pectoral hasta los bultos tremendos que salían por su espalda había una distancia sensacional. Sé que a mucha gente esa estética le resulta indiferente o desagradable, pero a mí me mola, me encanta, me da un morbo que te cagas. Ver a un tío rellenando camiseta descomunalmente me deja sin habla.
Ays, en fin, pues eso, que he empezado. Mi experiencia en estos dos últimos años es que es complicado prometer y prometerse cosas a largo plazo, porque uno cambia según las circunstancias. Pero espero ser constante, que la otra vez lo fui durante dos años y eso me da confianza en mí mismo, y no dejarlo, idealmente nunca.
Sienta bien ir a sudar. El gimnasio en plan máquinas es aburrido, como tomar el sol, el yoga o hacer ganchillo; pero todos tenemos actividades mecánicas que nos ayudan a evadirnos.
Let´s go!!!