domingo, 28 de diciembre de 2008

Desaparecido.


Cuando leáis esto, un servidor ya no se encontrará en Zaragoza. Se habrá marchado a uno de estos lugares:
- Escocia: Brian, el chico inglés que me alojó en Exeter, no conoce a los escoceses y vamos a intentar probarnos algunas faldas.
- Suecia: Leszek, mi amigo polaco, la propuso como opción, y celebraremos desde allí el fin de año.
- Francia: viajo solo y un francés me alojará en su casa mientras practicamos el idioma.
- Bulgaria: era una opción extraña, y encontré un vuelo barato, así como un búlgaro con casa y una habitación que me prestará.
- Ceuta y Melilla: me encontré un chico en internet de rasgos árabes y se ofreció a alojarme en Ceuta y enseñarme Melilla.

Si quieres recibir una postal desde donde sea que me he ido y todavía no me has dado tu dirección postal, envíamela a chaskatraska@yahoo.es

¡Felices fiestas y hasta el año que viene!

lunes, 22 de diciembre de 2008

Cambio de contexto (o cómo probar mi masculinidad)

Me pasa a veces.
Por ejemplo, estoy en clase sin los alumnos preparando algo, o simplemente perdiendo el tiempo en internet, y viene mi compañera a contarme algo y me saca de ese momento de preparación o de evasión.
O también, voy por la calle escuchando música centrado en llegar a tiempo a clase de francés y me encuentro con Rosa y empezamos a hablar de Florencia y otras cosas.

Cambio de contexto, de tema, de algo. Me cuesta. Si estoy trabajando, me cuesta pasar a ponerme a escuchar algo que me cuenten, si estoy yendo al instituto francés me cuesta de repente encontrarme a alguien a quien no pensaba ver.

No es malo ni bueno, pero me pasa. A ver si me pasa menos, porque preferiría que no fuese así.

Y eso que llevo ya cinco años entrenándome en clase, pasando cada pocos segundos de primero a segundo o tercero o cuarto o quinto o sexto de primaria.

Dicen que esto es cosa de hombres, que sólo podemos estar a una cosa.

lunes, 15 de diciembre de 2008

¡Dámelo a mí!


Seguro que ya has empezado a hacerlo: que si toma que va a tocar, que si cómo no vas a coger, que qué vas a hacer si les toca a todos menos a ti...
Bueno. Haz lo que te dé la gana. Pero has de saber que la probabilidad de que te toque el gordo es de una entre catorce millones. Total, la de que tengas un accidente áereo -no necesariamente muriendo en él- es de una entre cinco millones. Así que, como es más probable que tengas un accidente de avión que que te toque, ¡dame el dinero que vayas a gastarte, por favor!

lunes, 8 de diciembre de 2008

Todos somos modernos y guays... ¿no?


Pues no, no todos lo son. Todavía hay especímenes sueltos.
Uno va a mi gimnasio. El chaval parece majo y tal: simpático, hablador, extrovertido. No sabe usar las máquinas del gimnasio sin gritar ni hacerse el macho, y eso me molesta, pero bueno, qué se le va a hacer. Bastante desgracia tiene con su pinta de tener un coeficiente intelectual de -15.
El otro día, estando en el vestuario, le oí comentar con uno de sus amigotes una imagen arquetípica: ten cuidado en la ducha, que cuando vayas se me caerá la pastilla de jabón. Ja-ja-jas de tíos muy machos inundaron el vestuario.
Y como para permitir que me asegurase de su mentalidad retro, añadió que seguro que había algún bujarrón suelto por el gimnasio.
Angelico, si estás rodeado de ellos...

Pues eso. Otro que necesita tener un hijo gay.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Roles.

Todos los días desempeñamos papeles distintos: profesor, cliente de una panadería, hijo, conductor...
Uno de estos roles es el de turista.
Para qué voy a decir, si estáis hasta el chichinabo de verlo, que este año parezco María Sarmiento, que no paro de viajar conforme me lleva el viento de un lado para otro.
Y yendo de aquí para allá me he dado cuenta de que cuando se adopta el papel de turista, se incluye de repente un interés arquitectónico y en general artístico que el resto del tiempo normalmente no se tiene.
¿Por qué?
¿Por qué parece pecado ir a una ciudad y no ver sus museos?
¿Por qué tenemos que empaparnos de la vida y milagros de su historia?
Nadie nos obliga, claro está, pero es lo que terminamos haciendo.
Y bueno, lo haré cuantas veces haga falta, porque me lo paso bien así. Pero a veces me siento algo... tonto, pensando...: ¡pero si no conozco nada de arte! ¡Pero si olvidaré lo que he visto en cuanto salga por la puerta del museo!
Y uno ve a gente con pinta de ir a decir "co" en cualquier momento poniéndose en disposición de admirar los arcos de medio punto o las pinceladas punteadas de un cuadro superguays y piensa...: pero que no pegas haciendo eso, co...
Tengo que empezar a buscarme tíos buenos y obras de teatro chulas como excusa para viajar.