martes, 31 de octubre de 2006

Diabetadas (VIII)


Alpargata: querida minina, te las piras al partido aragonés regionalista.
Bencina: mujer que vive en el piso de al lado.
Locutorio: establecimiento donde todos los que hablan por teléfono están pirados.
Meticuloso: habitual del sexo anal.
Soplete: que la infusión abrasa.
Torpedear: descuidarse y manchar el calzoncillo.
Varapalo: que lleva el pelo al cero.
Criticable: pack de TV con múltiples canales de cotilleo.
Denuncio: que trabaja para el Papa.
Pistacho: en el lugar del crimen, diez huellas en un cuchillo o un dni con sangre.

domingo, 29 de octubre de 2006

Muerte pública.


Hacía tiempo que no veía esquelas puestas por todas partes anunciando el último en espicharla. En la foto, una junto a la puerta de mi portal de Daroca.

jueves, 26 de octubre de 2006

domingo, 22 de octubre de 2006

Deux livres.


Una de las múltiples ventajas de vivir cerca del lugar de trabajo es que uno dispone de mucho más tiempo cada día, como ya sabéis que ando comprobando últimamente. Así, a lo largo de la semana, saco más tiempo para leer y pongo en práctica el lema del que hablé en un post previo de convertir en hábito aquello que nos motiva, en este caso la lectura.
En la foto se observa que practico el eclecticismo mejor que el tocino y la velocidad. Una novela de Yukio Mishima y después una de Dan Brown, el autor de El código da Vinci o Ángeles y demonios. La primera habla de la vida y costumbres de los habitantes de una isla japonesa, en concreto de varios jóvenes y su descubrimiento sexual. Como –imagino- muchas novelas japonesas similares, es prolija en descripciones y los acontecimientos suceden con linda parsimonia. Aunque no afirmo que en ésta también suceda, estas novelas suelen tener finales trágicos.
La segunda, La Conspiración, es menos atractiva que las dos que he mencionado antes del mismo autor. Sin embargo, sus cuatrocientas y pico páginas se leen bastante bien y entretienen. Sin desvelar nada, diré que trata de un asombroso descubrimiento que se hace en el Ártico y las consecuencias que eso tiene a nivel político en los Estados Unidos y en la NASA así como para algunos personajes que se ven involucrados en todo el lío.

Bueno, ahora contadme, ¿algún libro que recomendéis?

viernes, 20 de octubre de 2006

Dos días acelerados.


Ayer jueves el día tuvo sin duda un comienzo singular.
Cuando me desperté y vi, en la oscuridad de mi habitación, que bajo la puerta había luz, deduje que alguno de mis compañeros ya se había levantado. Así que empecé a desvelarme y a prepararme para ponerme en pie. Cuando lo hice y consulté el móvil, observé que eran las 4:52. Ya absolutamente despierto, recordé que Isabel, la que trabaja conmigo, estaba con vómitos y diarreas y se habría levantado para ir al baño. Me había acostado a la una, así que con apenas cuatro horas de sueño, mi cuerpo se negaba a conciliar el sueño.
Pensé –lo que anima tener una actitud positiva, ya lo dicen algunos refranes y los libros de autoayuda- que así leería un montón de páginas de un libro al que andaba enganchado y que me plantaría en el colegio prontísimo, como a las ocho, lo cual me iría de cine, como se comprenderá más adelante.
Así lo hice. Leí, me duché, desayuné, preparé el almuerzo y la comida, me arreglé... Antes de salir recordé también que era el cumpleaños de Marta, la otra chica del piso, así que le dejé una nota simpática en inglés diciéndole que me marchaba porque me había asustado al ver lo vieja que era.
Salí de casa. Y en plena plaza principal el coche se negó a arrancar tras veinticinco intentos.
Tras ciertos maleficios escupidos, llamé al seguro, que dijo que me enviaría una grúa en media hora. Regresé al piso, donde mis compañeros estaban extrañados de que me hubiese marchado tan temprano. Felicité de palabra a Marta tratando de sonreír y acto seguido solté cien víboras contando lo del coche.
Pasó un rato y llegó la grúa. Cuando iba a bajar a la calle, le dije a Isabel que no fuese al colegio sin mí, claro. "No", me dijo, "eso seguro, porque sigo estando mal, así que no voy a ir". Chupi, ahora resultaba que no tenía medio de ir a trabajar.
Ya de una mala baba bestial, salí a la calle y le expliqué el problema al gruista. "Serán los calentadores o la batería. Prueba a encenderlo, a ver qué indica el salpicadero".
El coche hizo brrrummm brummmmm y hale, funcionó a la primera. Os podéis imaginar la sonrisa que le dediqué al señor. Huy, pues antes no iba, comenté. El señor, o más bien chaval, me recomendó que fuese a su taller por la tarde. Me despedí de él y, aprovechando que el coche estaba en marcha, me fui al cole.
Por la tarde en el taller vieron que todo era correcto, así que cualquier día de éstos me huelo que el coche me hará alguna jugarreta...

En cuanto a hoy viernes, este veinte de octubre era para muchos directores de colegio un estrés, ya que era el plazo límite para enviar la Programación General Anual, las Cuentas de Gestión y el Documento de Organización del Centro. Es imposible expresar con palabras la cantidad de tonterías burocráticas que implica completar esos documentos; sólo por daros una pequeña idea, cada hoja –y en total serán unas 60- exige poner el nombre del colegio, su número clave, el nombre del pueblo y mi firma y/o el sello del centro, más luego las firmas de una madre del colegio y de la secretaria del ayuntamiento, que para apretarte más los plazos, sólo acude al ayuntamiento del pueblo lunes y jueves (y el jueves la esperé 45 minutos mientras ella tomaba notas de las quejas de unos vecinos por un asunto de unos terrenos). En resumidas cuentas, me he quedado hora y media martes y jueves tras el fin de las clases por las tardes y hoy me he marchado del cole a las siete... Y aún tengo que enviar mañana sábado tres cartas certificadas y visitar una librería que me cae tan a mano como los Augusta.

Afortunadamente, la dirección no implica este estrés más que en momentos puntuales del año.

domingo, 15 de octubre de 2006

Pilares.

Olvidables, salvo ciertas lecturas y la cena con los de teatro.
Besos.

jueves, 12 de octubre de 2006

Diabetadas (VII)


Esnobismo: recién sacadico al mercado.
Cultura: cuánto de alto.
Mechero: aparato que al pasarlo por la cabeza te deja pelos de colores.
Alvéolo: momento inicial de una cita a ciegas.
Halterofilia: trastorno a mi hijo.
Guirigay: mariquita extranjero.
Bastarda: mujer que no llega a tiempo.
Aspaviento: movimiento de la energía eólica.
Apero: sin condón.
Palpitar: bocina de los coches.

martes, 10 de octubre de 2006

El chico tenía razón.

A veces pasan cosas en clase de lengua. Por ejemplo con Javier, que está en tercero.
- A ver, Javier, teníamos que ordenar las palabras para que surgiese una oración. Y tú has escrito "El niño tiene sellos de una colección antiguos". Se entiende más o menos, pero vamos a intentar ponerlo de otra manera.
- Vale.
- Mira, yo creo que hay alguna palabra que deberías mover. Por ejemplo, cuando decimos "antiguos", ¿de qué estamos hablando?
- Pues no sé. De los egipcios.

domingo, 8 de octubre de 2006

Vacaciones de antaño.


Imitando el cachiruli-pic de Nekokun, diré que esta semana sólo trabajo lunes y martes, por lo que cualquiera de vosotros que planee proponerme actividades sexuales puede hacerlo a partir del día diez a eso de las seis. En cualquier caso, quiero reivindicar desde aquí esas maravillosas vacaciones de cuando éramos estudiantes -aunque yo todavía lo soy- y la cosa duraba semana y pico. Jo.
Por ello, mañana me plantaré en clase con el cachirulo puesto. Llevaré dos pañoletes más con la idea de contagiar a mis compañeros.

viernes, 6 de octubre de 2006

Semana.

- Después de las fiestas del pilar tendré mi primer examen de francés.
- Ya me han mandado deberes de ese idioma: describir por escrito a un personaje famoso.
- Estoy hasta las pelotas de una señora que va al gimnasio con su hijo de siete años, que, diagnosticado o no, es hiperactivo de cojones.
- En Daroca (todavía) existe la costumbre de poner esquelas en las paredes de las casas cuando se muere alguien –sería chocante si no fuese entonces-. Algún día dedicaré un post a eso, con la esquela del que se haya muerto ese día.
- Me encanta llegar a Zaragoza y encontrarme el buzón lleno.
- Aunque con un 5.00, he aprobado el examen que estudié este verano. Eso, o lo han perdido, pues la Uned te pone un 5 si te lo pierde.
- Hoy me han llamado al cole y me han dicho que, por haber rellenado una encuesta sobre el equipamiento informático durante el curso pasado, me van a enviar una cámara digital (para mí, no para el cole).
- He salido del armario para los tres compañeros del piso.
- En la cena para trece maestros que anoche se hizo en dicho piso para celebrar el cumpleaños de mi compañera del cole y del que viene a dar música, había al menos dos entendidos más. Ojalá un tercero también, pues me dio un flechazo total con el tercero en incógnita.
- De todos modos, una maestra me leyó la mano tras la cena y, ante mi ruego de que me dijera algo agradable, me contestó que no tendría pareja fija hasta los cuarenta.
- La semana que viene es corta.

domingo, 1 de octubre de 2006

Go on!!!


Pensaba yo que con la foto iba a hacerle publicidad gratuita a mi ex-gimnasio, pero con lo borrosa que ha salido...
Esa frase que podéis leer es la que sale en la tarjeta del gimnasio. Es bien cierta. Cuando algo te llama la atención, lo comienzas, y sólo si lo coges como hábito seguirás haciéndolo.
Así me pasó en su momento con el hecho de perder kilos, o ahora con el gimnasio. Espero que me suceda igual con las clases de francés, las asignaturas de antropología, los cursillos a distancia y las sesiones de baile de salón. ¡Disfruto tocando tantos pitos y sin agobiarme en absoluto (bueno, lo justo)!
Muchos ánimos a todos los que andan motivados y/o habituados. Para Dorothy con sus nuevas clases históricas, para Nekokun con su caspa, para Rakeltxu y César con sus auxilios, para Jb con su trabajo y su, aparentemente, never ending project, etc.

Go on, go on, go on!!