lunes, 31 de diciembre de 2007

lunes, 24 de diciembre de 2007

Osadía frutera.

jueves, 20 de diciembre de 2007

Las tres etapas vitales.

NACIMIENTO Y OBSERVACIÓN DEL MUNDO




DESCUBRIMIENTO DE LA MALDAD HUMANA Y DEL SEXO



FIN DE LA VIDA U ESPICHAMIENTO

lunes, 17 de diciembre de 2007

Liberación.


No estoy especialmente orgulloso, pero este fin de semana tomé una decisión liberadora: abandonar el estudio de Antropología. Me sigue interesando en cierta medida, pero me estaba suponiendo una carga más que otra cosa. Cada tarde en que se suponía que debía sentarme para abrir uno de los libros antropológicos me inventaba una excusa autoexculpadora para no hacerlo.
Y este sábado, frente al libro de Antropología Política y unas explicaciones sobre unas tribus chiripitifláuticas -típica imagen (errónea) que se tiene de la antropología, porque es mucho más que irse a África-, decidí que lo dejaba. No me interesan las tribus, ni la geografía humana que tengo suspendida, ni las antropologías del parentesco o económicas que me quedan por estudiar. Ando, andaba, a mitad de los dos años en que se supone que, de no trabajar, uno puede sacarse ese segundo ciclo de Antropología Social y Cultural, y decidí dejarlo porque me estaba pareciendo una carrera excesivamente abstracta y vaga, porque aunque algunas ideas habían sido interesantes, en general no me estaba aportando gran cosa ni emocional ni intelectual ni culturalmente, y porque estaba todavía, como he dicho, a mitad. Y eso de seguir por haber empezado... no va conmigo. Como alguien dijo una vez, hablando de literatura, te leerás, si es que te gusta leer, apenas unos dos mil libros en toda tu vida, así que si uno lo empiezas y no te gusta, déjalo y ve a por otro.
Pues eso.

De repente me encuentro con las semanas mucho más libres, de tiempo y de cargos de conciencia, sin exámenes en febrero o junio, y con la posibilidad de leer lo que quiera, tiempo que hasta ahora tendía a ocupar la antropología o sus consabidos cargos de conciencia. Así y ahora, recién abandonado esto, diré que puede que para el próximo curso me embarque en Filología Hispánica, aunque no sé si estudiar a distancia me ha gustado del todo; o puede que, si es compaginable, estudie esta filología u otra cosa pero en la Universidad de Zaragoza presencialmente. Me apetece ir a clase, tener a un profesor delante y ser el típico chaval no post-adolescente que los de dieciocho mirarán con cara rara asombrados de que levante la mano para hacer preguntas.

¡Llamad para ir al cine entre semana, que tengo tiempo!

viernes, 14 de diciembre de 2007

Un día distinto.


El domingo pasado por la noche me iba a la cama preparándome para un día diferente. En primer lugar, mi compañera de Infantil no iba a venir a trabajar por la mañana porque tenía que acudir al médico para unas revisiones, lo cual suponía que iba a tener que hacerme cargo de todos los niños del colegio, dieciocho alumnos de entre tres y once años pertenecientes a nada menos que siete niveles educativos distintos. Una pesadilla que no deseo a nadie. En segundo lugar, en parte (pero no sólo) motivado por ese pensamiento, me costó dormirme bastante, también gracias a mi querida vecina -que más pronto que tarde "conoceréis" en este blog-, que se dedicó a hacer ruidos leves pero continuos hasta la una y media de la madrugada. En tercer lugar, esto ya sin tintes negativos, a las once de la mañana iba a pasar a recogernos un autobús de la DGA para acercarnos a una explanada junto al colegio donde todos los niños plantarían varios árboles y serían fotografiados, grabados y entrevistados. La idea, en definitiva, era hacerse la foto, que saliese la noticia en los periódicos y que se viesen las imágenes en los informativos locales, como así fue. En cuarto lugar, una vez regresase de trabajar, debía acudir casi de inmediato a mi cita con el radiólogo para hacerme una osteonoséqué y una fabulosa radiografía lateral de cráneo con cefalostato, relacionadas ambas con mi futura ortodoncia. Y en quinto y último, a toda prisa tenía que acudir a mi clase en el instituto francés. Vaya, que el día venía surtido y superdenso.
Pero no todo quedó allí, y acompañando a esta previsión tan estupenda, no sólo se sumaron mis escasas horas de sueño para hacerlo todo más lento y pesado, sino que además, al llegar al colegio, me encontré con un coche de la guardia civil y a Tomás, que se encarga del mantenimiento del colegio, revisando las aulas debido a que durante el puente habían entrado a robar y se habían llevado todo lo de valor: una fotocopiadora, un ordenador de mesa y otro portátil, una impresora, un router, un cañón de proyección, un reproductor de dvd y un radiocassette. Ambas puertas del colegio habían sido forzadas y al parecer habían actuado de noche, porque si no no se explica que nadie oyese nada ni viese el peazo de furgón que debieron de necesitar para llevarse todo eso.
Hala, haz una lista de todo lo robado, plantea la denuncia, llama a inspección, organízate la vida en el cole sabiendo que no puedes imprimir nada, ni fotocopiarlo ni recurrir a internet,...

Por ponerle la guinda al tema, a la concejala del pueblo se le ocurrió comentar al cámara y a la periodista de la tele que, ya que habían robado, podían sacar la noticia. Dijeron que guay, así que mientras dejaba a los niños rato libre para jugar, ahí me veis explicando todo a la tele y con la alcachofa microfónica y una cámara a tres metros. Y me veis también localizando a alguien con vídeo para grabarme cuando saliera; total, que gracias, Rakeltwo, por todo, pero aparte de mis niños plantando el árbol no se vio nada más. Imagino que, entre otras razones, no vendía mucho para la DGA contar que los niños de Villarreal de Huerva habían colaborado en la eliminación del dióxido de carbono pero que en los coles públicos andaban robando que te cagas.

Veremos cuánto tiempo tarda el servicio provincial en reponer los objetos robados y cuántos de ellos repone. Se pasó el inspector para comentar el tema, le acompañé al ayuntamiento para que hablase con la alcaldesa, aunque se tuvo que contentar con la secretaria, y luego el hombre me invitó a un té americano en el bar. Que pongamos puertas con rejas, dijo.

Pues na, puertas con rejas.
Un día distinto, ya digo.

lunes, 10 de diciembre de 2007

Cuestión de idiomas.

Normalmente este tema no me habría importado demasiado. Pero la cierta agresividad o fiereza con que el chaval con el que charlé por internet defendió su postura me enervó un poco. Paso a comentaros de qué hablamos con la intención de daros mi punto de vista y de que a continuación dejéis constancia del vuestro.
Se trataba de un chico catalán. Empezamos a tontear frívolamente sobre la posibilidad de quedar un día para conocernos. Todo desembocó en cuentos de la lechera del tipo "Si nos gustamos, te vendrás a vivir a Barcelona" y cosas así. Y entonces le dije que ni jarto, que tendría que aprender catalán y no hay nada que me apetezca menos.
Desde ese momento salió ese tema, el del catalán y la obligación al resto de España de aprenderlo si uno quiere trabajar en la administración catalana.
Aunque no me gustó ni ver el tono que utilizó el chico, diciendo que era el resto de España los que no les comprendíamos a ellos, etc., la verdad es que logré comprender que el catalán para ellos es un instrumento cotidiano, que impregna su cultura y que tiene mucha lógica que la educación allí sea en catalán, porque es como se desarrollan todas sus actividades cotidianamente. El hecho de que haya una comunidad, en realidad varias -pues en Valencia y otras sucede igual, que yo sepa-, donde en algunos ámbitos públicos casi no se use el español a pesar de estar en España da cierto reparo porque plantea dudas sobre la unidad española. En ese sentido comprendo la postura del Partido Popular, pero no me parecería correcto impedir a una comunidad que use su idioma habitual y fomente su desarrollo y permanencia si ésa es la tradición en esa parte del país.
Sin embargo, sí considero que hay un pequeño pero al tema de las lenguas cooficiales. Y con ello no trato de decir que me parezca mal que cada autonomía tenga independencia para desarrollar los planteamientos actuales. Seguramente el pero es una consecuencia menor inevitable, pero ahí está.
¿Y si decido irme a vivir a Barcelona un día? ¡Tendré que aprender catalán! No estoy obligado a dar las clases en catalán, pero los niños tienen derecho a que su profe entienda ese idioma. E insisto, es que me parece justo, claro... pero no que yo tenga que pasar por ese aro para lo que no deja de ser mi propio país y estando en posesión de un título español de maestro... Por otra parte, por mucho que extremistas como Josep Lluis y compañía se empeñen, no podemos comparar el aprendizaje del catalán con el del inglés: el catalán nos cae más cerca, eso sí, pero por lo demás se habla en una parte reducida del mundo y no permite hablar con gente nueva. Vaya, que el polaco lo aprendería antes, la verdad, porque al menos me permitiría acercarme a un lugar y un arte totalmente nuevos. Porque aprender catalán por leer libros y películas que sólo existen en catalán, o que pueden tener más riqueza al ser percibidos en tal idioma, es una opción interesante sin duda, pero poco motivadora más allá de inquietudes filólogas o familiares muy concretas.
Por otro lado, me parece algo complicado el tema de los niños que se trasladan a vivir a Cataluña y que deben asistir a las clases en ese idioma. Les pasó a mis primas cuando fueron a Valencia y lo pasaron bastante mal. No sé si en una comunidad donde un idioma cooficial es muy utilizado cabe la posibilidad de que haya clases también en español sobre todo para quienes vienen de fuera; creo que es algo surrealista que una persona deba sufrir todo un proceso de inmersión lingüística sin salir del propio país y sin que ello le aporte mucho más que el propio aprendizaje de esa lengua y la cultura que con ella se relacione -dicho de otro modo, sin que le proporcione información o aprendizaje nuevo en áreas como inglés, matemáticas, español, etc.-. De nuevo insisto en que comprendo que si ese idioma, catalán por ejemplo, es el que se usa en Cataluña y además hay un estatuto y/o una división por autonomías de las competencias en educación, es totalmente legítimo y además enriquecedor que así sea... pero al mismo tiempo no deja de ser algo extremo para la gran parte de la población no catalano-parlante que desea trabajar o estudiar en una institución pública.
Y desde luego, lo de que "A nadie se le obliga a venir a Cataluña" no creo que sea un buen argumento, aunque lo utilizaba mucho el muchacho del chat.
¿Qué pensáis sobre todo esto? No sé si me cuesta ser cien por cien abierto con este tema o es que realmente esos pros y contras son efectivamente tal cual los he descrito.








viernes, 7 de diciembre de 2007

lunes, 3 de diciembre de 2007