sábado, 30 de diciembre de 2006

He aquí un gran motivo...


...de que me cueste ser fiel a una dieta sana: mi portal coincide a la perfección en situación y tamaño con el Panishop de enfrente. Y uno puede ser fuerte, pero no trescientos sesenta y cinco días al año.
Al menos, en navidades me estoy controlando razonablemente. Cuando volvais de nochevieja, "pesarsus" y me contais qué tal.

jueves, 28 de diciembre de 2006


Yo quiero ser el chico bajito de la bolsa y agarrarme al alto de su derecha... Qué cara de cabrón y qué peazo pies. No soy fetichista, ¿verdad?

martes, 26 de diciembre de 2006

Egoduda.


Por si no sois muy observadores, os diré que en caso de encontrar algo raro en la foto se deberá a que estoy completamente afeitado, fenómeno inaudito tras vaya usted a saber cuánto tiempo -años- con barba de dos días. La novedad se debe a una de las cosas que comenté en mi post anterior: haberme dejado la máquina del pelo en Daroca. Con ella, que repito, es del pelo y no de afeitar, me afeito con la maquinilla al cero y me deja la barba de dos días que todos conocéis. Con la que me he comprado, que sí es de afeitado, tengo que afeitarme del todo a la fuerza.
El caso es que hacía tanto tiempo que no me veía así que el resultado me ha sorprendido y quizá hasta gustado. Creo que es evidente que me quita un par de años de encima; siempre está bien, aunque aparentar ser mayor de lo que soy en absoluto me molesta.
La cuestión es que querría saber qué opinais vosotros francamente: ¿así o con barba? Tengo ciertas dudas.
Ah, Dorothy/Cartola, que te conozco: no me salgas con lo de que "hagas lo que hagas te querremos igual", que quiero que te mojes.

domingo, 24 de diciembre de 2006

Buscando.


El viernes los alumnos de mi colegio y los del pueblo de al lado nos juntamos por ser navidad o, prefiero pensar, por acabar el trimestre. Preparamos varias actividades y una de ellas fue la de bailes de salón. En la foto, Sergio, mi compañero de piso -y sin embargo simpático- con una alumna; habría puesto una foto de Alin, un alumno mío rumano a quien quiero pensar que le puse en bandeja poder tocar a una chica, pero en fin, supongo que al ser menor no debo hacerlo.
A las dos me despedí del megatentempié que habían preparado las mamis en el pueblo, les deseé felices fiestas a todas y me marché a Zaragoza iscopitiau. ¡Vacaciones!
En el camino debí de gastar el triple de gasolina de lo habitual, porque el maletero y todos los asientos estaban llenos de cosas: maletas, aguinaldos de las familias, comida que no podía dejar en Daroca, etc. Recordé que me había dejado el secador de pelo, la máquina de afeitar y el cargador del móvil cuando iba conduciendo en pleno puerto de Paniza; nevaba intensamente y volver a buscar todo ello suponía un peligro.
Llegué a casa en la ciudad, tuve la fortuna de poder aparcar cerca de mi portal y necesité hacer cuatro viajes para subir todo, pero todo, todo, porque acto seguido me fui a la Opel a dejar el coche para revisión rutinaria –la del primer año, aunque el coche en realidad tiene dos y pico-. Una vez abandoné el coche en la Opel, descubrí que la parada del 25 más cercana estaba suprimida y tuve que andar; el bus llegó a los veinte minutos y hace un recorrido realmente turístico de no menos de treinta y cinco minutos.
Y en cuanto merendé y miré un ratito internete, salí pitando a comprar un secador, una maquinilla de afeitar y un cargador de móvil. ¿O es que creíais que iba a poder disfrutar por fin de algo de paz económica? ¡Qué va!
El Alcampo me salvó la vida pero no respecto al cargador, el cual resultó ser el objeto más difícil de encontrar, como en la típica película navideña donde al protagonista le van a cortar los testículos en lonchas si no se topa con el juguete que su hijo ha pedido al gordo rojiblanco. ¿Quince días sin teléfono móvil? ¡Ni de broma! Así que del Alcampo fui a Fnac –nada-, de allí al cortinglés –nada- y de allí, a las 9:25, tuve la valentía de coger un taxi a Grancasa. No hagáis esto en casa, amigos, cuesta 7,25 desde el paseo independencia. Pero si no no habría llegado, y valió la pena, porque tenían un cargador para mi jodido Sony Ericsson.
Aproveché que estaba cerca de casa de mis padres para cenar con ellos a pesar de que hoy volveré a hacerlo y después me puse a ver con mi hermano Saw, la peli del asesino psicópata de la que muchos habréis disfrutado.
Finalmente, salí por el ambiente hasta las siete de la mañana. En realidad, terminé en la 976, donde nunca había estado. Me estaré haciendo mayor... pero cada día que pasa, aunque me sigue gustando, me cuesta más trasnochar y aceptar sexo a deshora (aunque el chico en cuestión, que quizá lea esto, resultaba tentadoramente abrazable).

Flicsee fseista (y fcleies dso kosil msá).

jueves, 21 de diciembre de 2006

BONIFACIO, HOMBRE DE LETRA SINCERA
Mozá, sé que ná más verte
mi minga despierta,
recrece y sendurece.
Quel cura Ambrosio te rece
pa que tú, en el despeyeje,
nostés sin nadie al lao.

domingo, 17 de diciembre de 2006

viernes, 15 de diciembre de 2006

“REBELDE”


Un poema es un estado de ánimo
sobre el que hago caer un lago
de ideas.

Y vago. Recorro la habitación,
acaricio sinalefas
y sólo consigo un charco.

Aunque menos da una piedra,
me digo por conformarme:
no es un lago, sí es un charco.

Deshago el camino andado,
mas no ignoro lo ocurrido:
del charco obtengo meandros.

Uno me da algunas rimas,
otro escupe latinajos,
y otro, simples pareados.

Reescribiendo, retocando,
observando lo ocurrido,
por fin surge el vaticinio:

“Yo te aseguro
-me dice el poema-
que con estos latinajos,

con esas rimas tan pobres,
con tantos charcos y lagos,
pisoteaste tu tiempo

y tu arte para hacer
cuatro meandros
de tus estados de ánimo”.

Hay que ver cuán poco soy:
quería hablar entre versos
y esos versos me han hablado.


Daroca, 13-12-2006

domingo, 10 de diciembre de 2006

Sorprendente.

A finales del mes pasado se publicaba un estudio acerca de la posible correlación hallada entre los asesinos suicidas y el interés por el estudio filológico de la lengua inglesa. Para ello se llevó a cabo un sondeo telefónico compuesto por individuos de ambos sexos que manifestasen abiertamente dichas tendencias o bien las hubiesen puesto en práctica. El resultado publicado no ha podido ser más sorprendente: según se desprende de la investigación, los asesinos suicidas manifiestan un interés por la filología inglesa un veintitrés por ciento superior al de la población normal. Numerosos profesionales del campo de la filología, la psicología y la neurociencia han comenzado ya a desentrañar a qué puede deberse la correlación descubierta entre esas variables.
Sin embargo, investigadores especializados en las mentes criminales de los asesinos suicidas encuentran varios reproches al estudio desarrollado. En primer lugar, la vía telefónica no supone el medio más fiable para certificar el grado de tendencia al asesinato suicida o la efectiva puesta en práctica vigente; además, se considera que una encuesta como la llevada a cabo basada tan solo sobre una muestra de ciento cincuenta asesinos suicidas no es completamente representativa; y por último, señalan los investigadores, hay un tercer pero que resulta evidente: la muestra posiblemente sea sesgada ya que la población asesina suicida telefoneada pertenece a un rango de edad de entre 18 y 22 años cuya residencia habitual se halla en torno a la facultad de filosofía y letras de una conocida ciudad española.

viernes, 8 de diciembre de 2006

Diabetadas (IX)


Sesenta: se cansa de estar de pie.
Oquedad: otra opción es que os veáis en persona.
Mediocre: un poco de un color y un poco de otro.
Aplatanar: provocar una erección.
Guaperas: chico atractivo que dice gua cuando ve dos tetas.
Betún: vagancia para mover el cuerpo.
Zinc: pensar, reflexionar.
Nigromancia: ciencia oculta basada en el amor a la raza negra.
Ultimar: engaño para conseguir dinero que sucede al final de la jornada.
Diarrea: maltrata a su mujer conforme sale el sol.

martes, 5 de diciembre de 2006

Preferencias.


Me fastidia mucho tener gustos a veces tan peculiares. Que si tíos enormes como el de la foto, que si muy cachas, que si... Porque en ocasiones me doy cuenta de que conozco a gente muy maja, con la que podría llevarme la mar de bien, y el físico me supone un impedimento; no es que busque un tío de dos metros veinte que encima se compenetre conmigo estupendamente, pero sí que, visto lo visto, necesito que el chico que se acerque a mí tenga algo grande. Sé que la frase suena a lo que suena, pero no hablo necesariamente de eso -aunque nunca está de más, claro-.
Ese gigantismo extraño que me priva es sustituible o prescindible, pero sólo por una personalidad muy muy de mi gusto y/o rostros que me resulten muy muy especiales. Supongo que estoy algo mal acostumbrado ya que las dos personas con las que en su momento tuve aventuras más o menos trascendentes, Arturo y Javier, cumplían esos requisitos: el primero por medir más de metro noventa y calzar un 48 y el segundo por tener las piernas más enormes -y sin embargo bonitas- que he visto en mi vida.

Espero que podáis contarme vuestras rarezas, para así sentirme menos friqui. Ojalá Toño pueda explayarse (como de costumbre) con este tema, que creo que sí. :P

sábado, 2 de diciembre de 2006

Lo he dejado.


Imagino que podrá sonar poco importante para vosotros, pero en mí ha suponido algo trascendente que me ha costado unas semanas decidir. Sé que se dice supuesto, pero quería ver vuestras caras.
Llevaba casi un mes percibiendo que me cansaba un poco de la pechuga de pavo, de la pasta y del arroz y de esas cosas. Y hace dos semanas noté –sin duda afectado por la mala leche criada tras mis desventuras con el coche aquí narradas- que el tiempo de la semana se me iba algo menos aprovechado de lo que creía.
Pero ése no ha sido el motivo más importante. Lo ha sido que al comenzar los ejercicios percibía que no me sentía del todo bien allí, que no me apetecía demasiado estar en el gimnasio haciendo los ejercicios preestablecidos. Dos tardes estuve apenas media hora y me subí al piso de Daroca, apeteciéndome más estudiar francés o ponerme con antropología.
Y este jueves lo decidí: se acabó. Seguiré visitando el gimnasio para moverme un poco en la cinta, para hacer de vez en cuando algo de pesas por no perder la forma... pero se acabaron mis aspiraciones culturistas. Me encantaría convertirme en una mole enorme megacachas, pues un tío así sabéis que me mola; pero el cuerpo, o más bien la mente, me pide que elija y establezca preferencias, y me tira más meterme a una clase de aeróbic o estudiar, o probar a tocar la guitarra o el piano, que en la escuela de música de Daroca se puede.


La pena es haberlo decidido tras haber pagado el año entero en el gimnasio y de haberme organizado todo el curso; pero lo entiendo como una nueva etapa.

¡¡Ahora podré estudiar más y mejor!! ¡¡Llegar a Zaragoza el viernes a las seis!! ¡¡Bieeeeeeen!! ¡¡Mueran los mongolos de gimnasiooooooo!!

Ya me he pasao.