A finales del mes pasado se publicaba un estudio acerca de la posible correlación hallada entre los asesinos suicidas y el interés por el estudio filológico de la lengua inglesa. Para ello se llevó a cabo un sondeo telefónico compuesto por individuos de ambos sexos que manifestasen abiertamente dichas tendencias o bien las hubiesen puesto en práctica. El resultado publicado no ha podido ser más sorprendente: según se desprende de la investigación, los asesinos suicidas manifiestan un interés por la filología inglesa un veintitrés por ciento superior al de la población normal. Numerosos profesionales del campo de la filología, la psicología y la neurociencia han comenzado ya a desentrañar a qué puede deberse la correlación descubierta entre esas variables.
Sin embargo, investigadores especializados en las mentes criminales de los asesinos suicidas encuentran varios reproches al estudio desarrollado. En primer lugar, la vía telefónica no supone el medio más fiable para certificar el grado de tendencia al asesinato suicida o la efectiva puesta en práctica vigente; además, se considera que una encuesta como la llevada a cabo basada tan solo sobre una muestra de ciento cincuenta asesinos suicidas no es completamente representativa; y por último, señalan los investigadores, hay un tercer pero que resulta evidente: la muestra posiblemente sea sesgada ya que la población asesina suicida telefoneada pertenece a un rango de edad de entre 18 y 22 años cuya residencia habitual se halla en torno a la facultad de filosofía y letras de una conocida ciudad española.
Sin embargo, investigadores especializados en las mentes criminales de los asesinos suicidas encuentran varios reproches al estudio desarrollado. En primer lugar, la vía telefónica no supone el medio más fiable para certificar el grado de tendencia al asesinato suicida o la efectiva puesta en práctica vigente; además, se considera que una encuesta como la llevada a cabo basada tan solo sobre una muestra de ciento cincuenta asesinos suicidas no es completamente representativa; y por último, señalan los investigadores, hay un tercer pero que resulta evidente: la muestra posiblemente sea sesgada ya que la población asesina suicida telefoneada pertenece a un rango de edad de entre 18 y 22 años cuya residencia habitual se halla en torno a la facultad de filosofía y letras de una conocida ciudad española.
7 comentarios:
Ya me lo decía mi tía,hay tres tipos de mentiras:las grandes, las pequeñas y las encuestas...
Me invitas a la siguiente peli y en paz,juas,juas
Yo investigaria los niveles de monoamino oxidasa (MAO) en los filologos. Recientemente se ha descubierto que asesinos y otras gentes violentas, como hinchas, tienen niveles por debajo de la media. La MAO se encuentra en el cacao (cuando os encontreis con un asesino violento probad a darle chocolate).
En otro orden de cosas el viernes pase por delante de la ruina de tu antigua casa. Algo me hizo crack cuando vi la habitacion de tus padres con las cuatro paredes al aire y sin techo, y el balcon de madera sin cristales...
Sí, casualmente yo también pasé el otro día por allí y ciertamente era una visión singular, sobre todo la escalera de subida sin paredes que la rodearan.
A ver si me acuerdo un día y me asomo a verla. Creo que semejante panorama se merece una foto en algún blog, ¿no?
Jejeje, la verdad es que sí... Si me acuerdo, caerá.
Ajá. O sea, tú vas a las páginas amarillas, buscas por la "a" de 'asesinos suicidas' y te pones a llamar para proponerles una encuesta en la que un buen número de ellos confiesa su pasión por la filología inglesa.
Tú eres uno de esos tíos que se meten botes de desodorante por el culo, ¿verdad?
Ah, pues por el culo es otra opción.
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