lunes, 16 de abril de 2007

Los niños tienen derecho a.

A la educación, al respeto y a ser escuchados. A que no se use la violencia con ellos.
Eso está muy bien. Lo acepto.
Pero entonces, ¿qué hacemos con un niño de nuestro colegio que tiene cuatro años y que te dice a la cara que no quiere hacer su trabajo porque no le da la gana?
Los padres lo saben porque se les dice en todas las tutorías, pero siguen tratando a su hijo como si tuviese dos años y hasta le cogen de la mano o lo llevan aúpa para recorrer los trescientos metros que separan el colegio de su casa.
La solución y el problema, claro está, se encuentra en sus padres. Los padres de ese niño y de otros; como los de una niña que entrará en el cole el curso que viene y que el otro día nos pidieron si podían venir un día en hora de clase y estar ellos con la niña en el aula. Pero oigan, ¿no ven que es ilegal y anormal que su hija, no matriculada, esté en el aula, y encima con ustedes? ¿Pero es que no existe el sentido común, eh? ¿Se imaginan si todos los padres quisiesen lo mismo?
Los profesores estamos indefensos ante niños (y padres) así. Me apiado del profesor que vaya a soportar a ese niño en la ESO dentro de unos años.
Me he vuelto un firme defensor de la bofetada. No como medida recurrente, sino ocasional, es más, única. UNA sola bofetada por niño, sólo una vez. No era bueno obedecer por miedo, pero no lo es tampoco desobedecer por falta de respeto.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Sólo hay que verlos en los centros comerciales con los putos carritos molestando a todo dios.Esta semana uno de mis temas estrella de conversación fue cuando me hicieron cambiar de sitio en un avión prque habia una familia con un enano (por supuesto de un sitio cojonudo me mandaron al culo sin un gracias a cambio)

Anónimo dijo...

Bueno, y te has olvidado mencionar que el sujeto en cuestión, tiene un nombre que es pura contradicción, para su manera de ser. Sí, una bofetadita o un escarmiento, no le vendría mal, pero quíen de verdad lo necesita son los amorosos progenitores.

No es una exageración, os lo aseguro yo también lo he vivido.

Pero en fin, siempre hay casos peores. Tengo yo ahora unos en clase que telita, con 5 años uno es un bufón, y el otro un pegón, ¿los quieres?.... .

enmovimiento dijo...

Creo que una solución para esto es crear una nueva licenciatura, la de supernany, y mandar unas cuantas por esas casas del mundo, con su equipo de televisión y todo, a ver si así llegan, padres e hijos, algo más domaditos al cole (y a la vida).
También podemos dar a los bebés cuando nazcan cien mil euros y que se busquen la vida, total, si cada vez tienen más autoridad desde más pequeños, para qué retrasar el momento...
O legislar para que al parir se acompañe al bebé con un libro de instrucciones, de obligada lectura. Podemos examinar a los padres y madres, que opositen para sacar su plaza.
UY, Uy! Que se me va...

Anónimo dijo...

Asombrado me quedo de ver que nadie te contradice en cuanto a lo de la bofetada :O

Diabetes dijo...

Soy el primero en alucinar de andar defendiendo la bofetada -insisto, UNA bofetada-, pero seguro que si trabajases con niños cambiarías de opinión al enfrentarte al 5% de ellos. Es cierto que la violencia no es modo ni manera, ¿pero lo es encontrarse cuadros como el que ya he descrito? Mientras los padres no sepan llevar a sus hijos, LA bofetada es una solución temporal razonable, igual que obligar a que haya 50% de mujeres en puestos de responsabilidad hasta que la sociedad cambie en ese aspecto.

Anónimo dijo...

A mí, el que el maestro pegue al niño no me acaba de gustar como "solución razonable".

Diabetes dijo...

Entonces propón una alternativa...