Casi todas las empresas humanas están entregadas en buena medida al azar. Generalmente el afán solo no basta. El acierto es una mezcla de esfuerzo y suerte. Por eso la costumbre de desear a alguien buena suerte no es una forma cortés de recordarle su incompetencia.
Del ensayo Ética de la hospitalidad, de Daniel Innerarity.
1 comentario:
Lo que me parece una tontería es que, por desear que a alguien le vaya bien se presuponga que su inteligencia o habilidad a secas no es suficiente para que consiga su objetivo. En fin, que tú eres muy listo y aún así yo te deseo suerte para mañana.
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