sábado, 4 de agosto de 2007

La escapadita madrileña de Diabetes.

Temo la imagen que, quizá con razón, podáis haceros de mí tras la introducción que voy a proceder a hacer en este post...El modo en que tomé la inciativa para escaparme a Madrid unos días fue cuando menos insólito.
El pasado domingo estaba chateando con un tío de treinta y nueve años de físico peculiar: brazos supergrandotes de gimnasio pero con barriguita. En su "trono moral" madrileño, no hacía más que insistir para que fuese, y yo me negaba, harto de que quienes viven en las ciudades más grandes presupongan que los demás sentimos una atracción innata hacia esos sitios. Total, que conforme pasaba la tarde fui cogiéndole el gusto al ron bacardi de coco con sprite que tenía en la nevera, y me puse lingotazo tras lingotazo... Y pillé un pedo que te cagas. Así que ya me veis a las nueve de la noche diciéndole al tío que sí, que guay, que mañana me voy pa madrid, que me reserve hostal y que nos vemos al día siguiente. Claro, la felicidad que da el alcohol. Inmediatamente me puse en contacto con otro chaval de Madrid con el que solía hablar a menudo por el intelnés este y le dije que podíamos quedar.




El hostal era céntrico, justo al lado de la puerta del sol y del osito de la foto. Se encontraba exactamente en la calle Victoria, frente a este bar:



Bar que, como dice el cartel que cuelga a un lado -y que no podéis ver-, aparecía en la novela homónima de Galdós, que leí hace tiempo.


Éste es con quien hablaba el domingo mientras me liaba a lingotazos. Su cuerpo unga-unga me gustó por foto y allí que fui; muy majo, me reservó el hostal y me fue a buscar a la estación de Atocha. Una vez con él, me gustó en persona mucho menos de lo que esperaba, aunque a pesar de ello pasar la tarde con él y recibir su invitación para cenar fue agradable. Si esto fue un lunes, ni el martes ni el miércoles le volví a dar un toque, pero como él tampoco hizo lo propio, no he quedado mal.

Como en los hosteles siempre hay internet gratis, me conecté todas las noches. Me escribió durante una de ellas el siguiente chico italiano, del cual no recuerdo el nombre:


Aunque ahí le veis como mucho más buenorro de lo que en realidad estaba, era majete y también me llevó de aquí para allá durante toda una tarde. De paso me sirvió para practicar mi inglés, ya que hasta hace un mes vivía en Londres y se ha trasladado aquí medio por razones de trabajo, medio por olvidarse de un ex y sus malos rollos, y apenas hablaba español. Durante ese día, aparte de esto, me acerqué al Museo del Prado, que no conocía. Me sorprendí gratamente al encontrarme con Las Meninas, cuadro que a pesar de tenerlo muy visto me gustó mucho en vivo.

El miércoles traté de acercarme al Museo de Ciencias. Poseía un mapa muy malo, que era ante todo de carreteras pero con una pequeña parte dedicada a las calles de la ciudad (en varios grandes almacenes no había podido encontrar uno mejor). Combinando el mapa patatero con el del metro deduje el nombre de la parada de metro donde debía bajarme para visitar el museo, y allí que fui. Y no sé qué tal estuvo, porque no lo encontré y terminé en el Reina Sofía, viendo cuadros modernos del siglo XX. El Guernica es enorme, aunque no me impresiona en exceso. Supongo que me quedo con El Prado, ya que sin duda sus cuadros tienen mucho más mérito y están mucho más trabajados, aunque sinceramente es aburridísimo ver dos mil vírgenes y dos mil niños jesús y mi apreciación de los difuminatos, los claroscuros y las gaitas en vinagre es relativa; en el Reina Sofía hay mucha chorrada de mérito nulo pero al menos estilos originales, nada religiosos y con colores vivos.

Por la tarde quedé con Javier, profesor de Primaria como yo:


Como supe por una conversación posterior por messenger, la atracción fue mutua; pero en fin, tengo el... ¿defecto?... de que raramente, a pesar de ser un chico, ando por ahí salido de la vida, así que no me animé a ponerle las manos encima y él, que estuvo a punto, tampoco se lanzó. Le gustan los musicales, así que no descarto hacer alguna visita ocasional y ver teatro decente en buena compañía.
Pero, borrachera improvisada aparte (pues siempre supe lo que hacía al decidir irme a Madrid), hay un segundo motivo que me animó a ir -o volver a ir, ya que había estado ya una vez-: echarle un vistazo como ciudad en sí. Estoy a años luz de tomar una decisión, pero el hecho de que sea una ciudad grande hace que posea varias cosas que me llaman la atención lo suficiente como para que se me haya pasado por la cabeza trasladarme a vivir a esta ciudad: escuelas de idiomas donde estudiar lo que uno quiera, desde polaco a turco o japonés; teatros con una variedad de obras incomparable; cines en versión original; y por supuesto, gente y en concreto chicos gays a patadas (imposible casi encontrar dónde cenar en Chueca un martes por la noche).
¿Qué opináis de esta ciudad?

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Jodo, menuda agenda de contactos chaval! pues a mi de Madrid me mola la zona de Gran Vía y Callao, por supuesto que la programación cultural es mucho mas amplia que aquí pero fijatetú que puestos a irme a una ciudad aún más grande que la del viento, me iría a Barna, mireusté.

Anónimo dijo...

Madrid en agosto no es Madrid. Vuelve en invierno y en primavera, y así lo tendrás más claro, para bien o para mal.

Anónimo dijo...

Ah, y viva l'Italia! sí señor!

Diabetes dijo...

L´italia sale muy mejorada por foto. Y... ¿por qué en invierno o primavera? ¿Para ver todavía más gente por las calles?

Anónimo dijo...

En invierno, para ver a LA gente, la de verdad, la que se desenvuelve como hormigas bajo la lluvia. En primavera, porque Madrid se rehumaniza, tiene una luz especial y hasta huele bien. Conste que nunca he vivido allí, así que mis impresiones están sacadas de visitas ocasionales (nosotros tenemos AVE desde hace más tiempo, jeje) y son muy muy subjetivas.

Bueno, pues que no viva l'Italia, ¡hala!

Ohdiosa dijo...

he estado unas cuantas veces en madrid, para pasar un finde o sólo un día (al fin y al cabo zaragoza está a un tiro de piedra, por así decirlo) y la verdad es qeu me encanta, como bien dices tiene de todo, cines, teatros, escuelas, museos...gente de todas partes...a mí me encanta...

espero escaparme a finales de mes con una amiga para ir de compras por fuencarral (compradoras compulsivas con tarjeta de credito...que se prepare madrid! jaja)

aun con todo...sólo hay una ciudad de la que estoy realmente enamorada, londres.

Diabetes dijo...

Pues no sé, londres me gustó, supongo que todo es pasar una temporada allí -no sólo una semana, como hice yo- para conocerla bien, pero no me pareció tan fantástica como dicen.

Anónimo dijo...

¿ron bacardi de coco con sprite? ¿dónde lo has conseguido?, en serio dimelo....

Diabetes dijo...

Pues en Simply, o antiguo Sabeco. Venía el Sprite a modo de pack y, aunque me pareció raro, la mezcla está de vicio.
Alcohólica...

Anónimo dijo...

Madrid es adictivo, mejor nunca tener una estancia larga alli, porque luego no hay nada para sacartelo de la cabeza y del corazon....He probado de todo para quitarme este mono y ni (la ) Ginebra (que llega a suicidar moscas) lo consiguio conmigo..

Maite Pérez-Pueyo (Maitentación) dijo...

Cómo os admiro a los que os largáis donde os da la gana así como quien no quiere la cosa...

Diabetes dijo...

¡Pues te invito a que lo hagas, maitecika! Es algo que habitualmente no hago, porque de hecho apenas viajo, pero de ciento en viento sienta bien y te enriqueces con la experiencia e ir solo.