martes, 25 de marzo de 2008

Microrrealidad.

Llegando al pueblo donde trabajo, mientras ejercía las relajadas obligaciones del rol de copiloto, disfruté de una vista general del lugar y observé el pequeño cementerio que se encuentra pudorosamente separado por unos centenares de metros del resto de la localidad. Me dio por pensar que resultaba muy desagradable, sobre todo si uno vivía allí y tenía pensando pasar el resto de sus días en ese sitio, saber el lugar exacto en que iban a terminar nuestros restos.
Pensé de inmediato que lo mismo era viviendo en una ciudad como Zaragoza. Pero tener el cementerio algo a desmano hace que no pensemos mucho en la muerte y nos sorprenda tanto cuando nos pasa de cerca.
Luego vi también las casas, la iglesia, las fábricas donde trabajan los padres de muchos de mis alumnos, las vías del tren... Y me hizo gracia descubrir lo obvio: que un pueblo es una sociedad diminuta. Me pareció de repente divertido darme cuenta de que el pequeño tamaño del lugar simplificaba la vida o su apariencia, y uno podía empezar a imaginar con facilidad el día a día de cualquiera de sus habitantes: aquí vive, anda dos minutos y ahí se toma un café, anda otros dos y allí deja al niño en el cole, anda tres más y trabaja, sale y llega a casa atravesando tres calles, y así. Todo se convertía en un movimiento aséptico, cual personaje de videojuego, y le quitaba la magia, quizá humo pero magia, de la grandiosidad urbana y el creernos mucho más libres.

La vida da muchas vueltas. Pero aquí y ahora afirmo que a no fumar y a no tener hijos añado otra idea segura: no vivir en un pueblo pequeño. Ciudad forever, con sus peros incluidos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y eso que Zaragoza no es más que un pueblo grande....

Anónimo dijo...

No estoy deacuerdo, porque en un lugar pequeño siempre tienes a alguien cerca, para bien y para mal claro.
Yo prefiero un sitio pequeño a una gran megalopolis tipo Madrid.
Aunque si tuviese que elegor un sitio para vivir seria Zaragoza, pero por su familia y mi gente.
Besos
Dorothy