lunes, 22 de diciembre de 2008

Cambio de contexto (o cómo probar mi masculinidad)

Me pasa a veces.
Por ejemplo, estoy en clase sin los alumnos preparando algo, o simplemente perdiendo el tiempo en internet, y viene mi compañera a contarme algo y me saca de ese momento de preparación o de evasión.
O también, voy por la calle escuchando música centrado en llegar a tiempo a clase de francés y me encuentro con Rosa y empezamos a hablar de Florencia y otras cosas.

Cambio de contexto, de tema, de algo. Me cuesta. Si estoy trabajando, me cuesta pasar a ponerme a escuchar algo que me cuenten, si estoy yendo al instituto francés me cuesta de repente encontrarme a alguien a quien no pensaba ver.

No es malo ni bueno, pero me pasa. A ver si me pasa menos, porque preferiría que no fuese así.

Y eso que llevo ya cinco años entrenándome en clase, pasando cada pocos segundos de primero a segundo o tercero o cuarto o quinto o sexto de primaria.

Dicen que esto es cosa de hombres, que sólo podemos estar a una cosa.

4 comentarios:

enmovimiento dijo...

Valeeeee. Lo pillo, la próxima vez que te vea por la calle miraré pa otro lado...
De todas formas, mi problema con el cambio de contexto es diferente. Yo no reconozco a la gente (tú ERAS la excepción) y todo el mundo se piensa que soy una orgullosa y antipática...

Diabetes dijo...

Jejejeje, no, tú salúdame, si no me molesta en absoluto, sólo que no soy del todo yo quien te contestará, sino mi yo desubicado.
Si es de noche, aunque te mire, es probable que no te reconozca tampoco...

Anónimo dijo...

Yo hago como enovimiento, miro para otro lado, es como encontrarse con un dummy

Anónimo dijo...

Pues a mí me jode mogollón que después de llevar todo el día pensando que para comer hay menestra, venga mi madre con la gran noticia de que al final ha hecho pizza. Que igual me gusta más, pero que me rompe los esquemas y que vaya puta mierda, porque yo iba concienciada a comer menestra.

Moraleja: patada en los cojones.