Como ya dije, nos dirigimos en tren a Amsterdam con idea de pasar allí la mayor parte del viaje. Bueno, allí y en alguna ciudad más de alrededor.
Pudieron juntarse varias cosas para que la ciudad nos gustase menos de lo esperado. Primero, las exageradas expectativas que el hecho de que todo el mundo diga que es una pasada te crea; segundo, que Javi llegase con ganas de seguir en Bruselas, habiendo conocido allí a Dani; tercero, que yo tuviese ganas de seguir hablando francés y no inglés; y cuarto, que Amsterdam es algo menos bonita y más sucia de lo que pueda parecer en foto:
Pudieron juntarse varias cosas para que la ciudad nos gustase menos de lo esperado. Primero, las exageradas expectativas que el hecho de que todo el mundo diga que es una pasada te crea; segundo, que Javi llegase con ganas de seguir en Bruselas, habiendo conocido allí a Dani; tercero, que yo tuviese ganas de seguir hablando francés y no inglés; y cuarto, que Amsterdam es algo menos bonita y más sucia de lo que pueda parecer en foto:

Acabais de ver una imagen típica de la ciudad: un canal y casitas estrechitas alrededor. Sin duda, Amsterdam merece cuando menos una visita porque es una ciudad distinta: ¿dónde vais a encontrar una ciudad atravesada por canales, llena de turistas, con un barrio rojo... y con una apertura total hacia el sexo y hacia el mundo gay?:

Este garito es el pink point. Uno puede plantarse allí y pedir toda la información sobre sitios gays de Amsterdam. Me compré allí dos cosas: por un lado, un mug o tazón que está literalmente inclinado y en donde se lee "I,m so gay that I can,t even drink straight" -chiste intraducible-; y por otro, un llavero con los colores del arcoiris.
Colgué el llavero de la cremallera de un bolsillo de mi mochila. Pero había un problema. Descubrimos alucinados que, según mi guía, el hostal en el que íbamos a alojarnos los tres últimos días en Amsterdam, Shelter City, era c-r-i-s-t-i-a-n-o. Eso no lo decía en la web donde habíamos efectuado la reserva. Además, decía que a medianoche había que irse a dormir. Desesperados, pensamos que no podríamos salir de juerga el viernes ni el sábado por el maldito toque de queda. Sin embargo, al llegar al hostal los de la recepción no dijeron nada y al probar una noche, todo felices, a regresar al hostal a las tres de la madrugada comprobamos que con mostrar el ticket te abrían la puerta. Sea por motivos económicos, por sentido común o por verdadero aperturismo de mente, los cristianos habían cambiado y mi guía estaba anticuada.
Pero eso no quita para que recogiese mi llavero arcoiris cuando entrábamos, claro, no fuese que algún cristiano conociese el símbolo y nos desease algo malo...
Lo hicimos un poco todo al revés. Cuando apenas habíamos visto Amsterdam nos fuimos a Rotterdam. Por lo visto esta ciudad no hace mucha gracia a los holandeses, quizá porque está toda reconstruida. A mí me gustó mucho porque los edificios eran muy originales. Para muestra, un botón:
Colgué el llavero de la cremallera de un bolsillo de mi mochila. Pero había un problema. Descubrimos alucinados que, según mi guía, el hostal en el que íbamos a alojarnos los tres últimos días en Amsterdam, Shelter City, era c-r-i-s-t-i-a-n-o. Eso no lo decía en la web donde habíamos efectuado la reserva. Además, decía que a medianoche había que irse a dormir. Desesperados, pensamos que no podríamos salir de juerga el viernes ni el sábado por el maldito toque de queda. Sin embargo, al llegar al hostal los de la recepción no dijeron nada y al probar una noche, todo felices, a regresar al hostal a las tres de la madrugada comprobamos que con mostrar el ticket te abrían la puerta. Sea por motivos económicos, por sentido común o por verdadero aperturismo de mente, los cristianos habían cambiado y mi guía estaba anticuada.
Pero eso no quita para que recogiese mi llavero arcoiris cuando entrábamos, claro, no fuese que algún cristiano conociese el símbolo y nos desease algo malo...
Lo hicimos un poco todo al revés. Cuando apenas habíamos visto Amsterdam nos fuimos a Rotterdam. Por lo visto esta ciudad no hace mucha gracia a los holandeses, quizá porque está toda reconstruida. A mí me gustó mucho porque los edificios eran muy originales. Para muestra, un botón:

Cabe señalar que nada más bajar del tren en la estación, al ver algunos de esos edificios decidimos hacer algunas fotos. Se nos acercó enseguida un policía diciendo que no podíamos hacerlas; que no estaba prohibido pero que era mejor que no. Le pregunté por qué y muy sutilmente me dio a entender algo así como que podría ser que estuviésemos haciendo fotos para tener una idea del lugar y de la posición de los edificios. Javi, que no se estaba coscando, me preguntó a qué se refería y afirmé: se piensa que podemos ser terroristas tomando fotos del lugar para planear algo. Hasta nos pidió los dni,s y habló por walkie talkie dando nuestros números.
También visitamos Utrecht, menos interesante a la vista pero con algunos museos curiosos.
Pero realmente, el primer día en Amsterdam deberíamos haber hecho lo que hicimos el penúltimo: hacer el Free Tour. Es un tour gratuito, sí, sí, gratuito, que comienza enfrente de la estación de tren, al lado de la oficina de turismo. En español, a las once y a la una. Aunque comprendáis bien el inglés no os lo recomiendo, en ese idioma porque dura, con descanso incluido, unas cuatro horas y pico, y el guía será inglés de pura cepa, del mismo modo que nuestro guía era español cien por cien: andaluz.
También visitamos Utrecht, menos interesante a la vista pero con algunos museos curiosos.
Pero realmente, el primer día en Amsterdam deberíamos haber hecho lo que hicimos el penúltimo: hacer el Free Tour. Es un tour gratuito, sí, sí, gratuito, que comienza enfrente de la estación de tren, al lado de la oficina de turismo. En español, a las once y a la una. Aunque comprendáis bien el inglés no os lo recomiendo, en ese idioma porque dura, con descanso incluido, unas cuatro horas y pico, y el guía será inglés de pura cepa, del mismo modo que nuestro guía era español cien por cien: andaluz.

Recorre uno andando todos los puntos importantes de la ciudad con explicaciones más o menos entretenidas de los mismos. Al final, cada uno paga lo que quiere. Nosotros pagamos diez euros cada uno, pues el día anterior habíamos hecho el tour del barrio rojo organizado por la misma agencia y éste sí, cuestra diez euros oficialmente, y había sido más chorrón y más corto. El tour de toda la ciudad es altamente recomendable, y es lo primero que debéis hacer cuando lleguéis a Amsterdam. Así os haréis a la idea de su tamaño y de lo asquerosamente similares que son muchas de sus calles y de sus canales, así como de la continua desorientación que sufriréis si tenéis una capacidad de orientación media.
Cuando el viaje se acababa y Javi y yo estábamos algo defraudados en lo referente a los bares gays, que eran en su mayoría para tomar algo sentado charlando y poco más -lo cual es estupendo (y espero que cunda el ejemplo en Zaragoza), pero no para un turista que va unos días-, quedamos con Arjan, con quien me había puesto en contacto también antes de comenzar el viaje:
Una de las cosas que más disfruté, porque ignoraba que me la iba a encontrar (pues no me suelo leer las guías con antelación porque siento que me chafan la emoción), es la casa de Ana Frank. Me pareció muy bonito e impresionante poder estar en las habitaciones donde ella se escondió durante tanto tiempo y cuya historia hacía años que había leído.
Tanto para visitar la casa como para en general todos los museos de la ciudad, es muy recomendable comprar las entradas con antelación. Nosotros lo hicimos en una oficina de turismo que se encuentra en la planta de los andenes de la estación. No siempre, pero a veces se libra uno de esperar en la cola varias horas.
Tanto para visitar la casa como para en general todos los museos de la ciudad, es muy recomendable comprar las entradas con antelación. Nosotros lo hicimos en una oficina de turismo que se encuentra en la planta de los andenes de la estación. No siempre, pero a veces se libra uno de esperar en la cola varias horas.
Cuando el viaje se acababa y Javi y yo estábamos algo defraudados en lo referente a los bares gays, que eran en su mayoría para tomar algo sentado charlando y poco más -lo cual es estupendo (y espero que cunda el ejemplo en Zaragoza), pero no para un turista que va unos días-, quedamos con Arjan, con quien me había puesto en contacto también antes de comenzar el viaje:

A la izquierda un servidor, en el centro Javi y a la derecha Arjan. Nos llevó a un par de calles con bares mucho mejores que los que habíamos descubierto por nuestra cuenta y con buena música, no la típica pumpumpum insulsa y sin letra, o bien horteradas hiperantiguas, que suelen cundir en el ambiente. Esto nos dejó un mejor sabor de boca de la ciudad.
(CONTINUARÁ)
4 comentarios:
Un descubrimiento genial lo del Free Tour, tomo nota para posibles futuros viajes :)
Debía haber firmado como JB... ¡a veces se me olvida!
Ya andaba yo pensando que teníamos un nuevo Jorge rondando, qué susto. :P
Pues yo tengo mucha curiosidad por ver Amsterdam, a pesar de los contras que cuentas... No tengo perdón porque una amiga mía es holandesa y va todos los años. A ver cuándo me meto en su equipaje.
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