miércoles, 15 de febrero de 2012

El valle de la muerte.

En el conocido Valle de la muerte en Estados Unidos (California y Nevada) hay un lago seco estacional, el Racetrack Playa, famoso por sus "piedras rodantes" (sailing stones). Son piedras que parecen flotar sobre un desierto que en algún momento fue fango.
Durante décadas los científicos han dado explicaciones sobre esta anomalía, donde una piedra de varios kilos es capaz de desplazarse varios centros de metros "por sí sola". Muchos creen que este movimiento se debe al fuerte viento, pero eso no explica que piedras de diferente tamaño y peso se muevan a un mismo ritmo y en diferentes direcciones. Además, los cálculos físicos tampoco apoyan esta teoría, ya que para que algunas piedras se movieran se necesitarían vientos de velocidades superiores a cientos de kilómetros por hora.El viento puede mover piedras pequeñas, ¿pero cómo mueve rocas de varias decenas de kilos? Entonces, ¿a qué se debe este fenómeno tan peculiar?



2 comentarios:

enmovimiento dijo...

Es lo que tiene google...

En 1955 George M. Stanley desarrolló una teoría plausible para explicar el movimiento de las rocas. Éste se debería a una acción conjunta del viento, el hielo y el barro: cuando la fina capa de agua que cubre el lago tras una tormenta se congela, las piedras quedan atrapadas en el hielo. Las placas de hielo, que empiezan a fundirse, flotan sobre una película acuosa que lubrica el contacto con el barro, haciendo que todo el conjunto (incluídas las piedras) sea desplazado por el fuerte viento. Estos movimientos se habrían repetido año tras año hasta depositar las rocas a decenas o cientos de metros de su situación original.
La brevedad de cada uno de estos desplazamientos haría el proceso casi imperceptible, permitiendo entender por qué nunca nadie ha visto moverse a las rocas.


Numerosos surcos en formación paralela.
A mediados de los años 1990 se realizó un seguimiento por GPS de varias rocas, demostrando que, en efecto, se movían ligeramente tras ciertas tormentas. Esto parece corroborar la tesis de la acción conjunta del viento y el agua.
Hoy día se cree que simplemente los fuertes vientos y el barro, sin la intervención de las placas de hielo, posibilitan el desplazamiento de las rocas, aunque la teoría original de Stanley no ha quedado por ello totalmente descartada. Por otra parte, los estudios de los rastros dejados por las rocas confirman que se corresponden con la dirección de los vientos locales.

Isamonalisa dijo...

Muy interesante!

Besos!!