jueves, 23 de noviembre de 2006

El puto coche.


Si bastante asqueado le tiene a uno el tema de las hipotecas y los alquileres, esta semanita mi coche ha querido recordarme que él también merece su rincón de cariño en este blog.
Durante las últimas semanas he adquirido la costumbre de volver a Daroca el domingo por la noche. Da algo de pereza, pero de ese modo uno puede levantarse más tarde por la mañana y sin el agobio de conducir durante una hora con demasiado tráfico.
El pasado domingo preparé las maletas (ropa para cinco días, sábanas limpias, pelis de la biblioteca como premio por buen comportamiento para los alumnos, comida en la bolsa-nevera, maquinilla de afeitar, secador...). Lo cargué todo en el coche en dos viajes, puse un litro de aceite porque en el salpicadero se iluminaba el símbolo correspondiente y cuando arranqué, noté que el coche andaba como arrastrándose. En dos minutos, un blupblupblup rítmico y el volante torciéndose en exceso hacia un lado me dieron la clave: mi rueda delantera derecha estaba pinchada.
Eran las diez y media de la noche y ya no tenía tiempo de cambiarla, pues yo no sabía y mi padre me hubiera dicho que sí, hijo, sí, ahora mismo me visto y voy a estas horas.
El lunes fui a trabajar con la profe del pueblo de al lado. Por la tarde, Marta, la compi de piso que podéis ver en una foto de hace pocos días, se portó de maravilla y me llevó a Calatayud para que no perdiera clase de francés. El martes por la tarde bajé a Zaragoza, quedé con mi padre para cambiar la rueda (creo poder asegurar que ya sé cambiarla) y esa misma noche regresé a Daroca.
Eso sí, nada más salir de Zaragoza el símbolo del aceite volvió a encenderse. Sospechosísimo.
Ayer miércoles vertí tres litros más y desde luego, si en pocos días me vuelve a hacer la misma jugada, mi querido cochecito irá al taller de cabeza.
En cuanto a la rueda, acudí a un taller de Renault a falta de uno de Opel cerca y serán noventa euros por un nuevo neumático, ya que el pinchado es irreparable.

Lo habréis oído decir mil veces, así que ahí va la mil una: no os compréis coche si no os hace falta.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Y lo que también hemos oído mil veces... ¿por qué no enseñan a cambiar una rueda en la autoescuela? ¿O a poner la cadenas? ¿O a asegurar una silla de bebé? ¿O a cambiar una bombilla de un faro? ¿O a comprobar los niveles de agua y aceite? ¿O a conducir con lluvia o nieve?

Eso sí, todos tuvimos que aprender que con un permiso de tipo C se pueden conducir automóviles cuya masa máxima autorizada exceda de 3.500 kilogramos y cuyo número de asientos, incluido el del conductor, no exceda de nueve. Dichos automóviles podrán llevar enganchado un remolque cuya masa máxima autorizada no exceda de 750 kilogramos.

Absurdo.

Anónimo dijo...

provengo de dos extrañas familias donde solo conducian mujeres, hasta que mi hermano se sacó el carnet y decidí acabar yo tambien con las tradiciones.Mi recomendación, echate un novio/amante/loquequieras mecánico

bl4ze dijo...

Pues ya lo siento hermoso! Yo no tengo pelas ni para comprarlo ni para mantenerlo así que seguiré utilizando el transporte público.
Nos vemos luego.
Besos y achuchones
Y MUCHOS ÁNIMOS OPOSITORES!

Anónimo dijo...

por qué no cuentas el otro incidente que tuviste con el coche y vinieron los de la grua?? je je

Diabetes dijo...

Es que eso ya lo conté!!! Lo que pasa es que tendrás que pinchar en la columna de la derecha, en el mes de octubre.