Hablo de modo literal cuando digo que voy a la peluquería cada treinta o treinta y cinco días. Las instrucciones que salen de mi boca son sencillas: con maquinilla, al uno por los lados y detrás y al tres por arriba. Me queda algo corto, pero de otro modo mis visitas deberían ser todavía más frecuentes.
Voy a una peluquería regentada por un señor de edad incierta a cuyo cargo están varias chicas. Te toca el peluquero o la peluquera que te toca y se te ventila en veinte minutos escasos.
Son ocho euros y, llevando un bono gratuito, el sexto corte sale gratis.
Donde hay pelo hay alegría, dicen.
Pues oigan, yo no me río quince veces al día, como dicen las estadísticas. Y debería andar hiperescojonao dada la velleza que me caracteriza.
4 comentarios:
siempre he escuchado eso de "donde hay pelo hay alegría" pero nunca lo he entendido...que nos lo digan a las mujeres y a nuestro eterna tarea depilatoria!!!!!
Cómprate una esquiladora... y no te quejes de mis links que este blog fue el primero que añadí ¿eh?, es que me gusta iluminar a la gente y compartir mis grandes conocimientos
Debo tener genes del Norte de Europa porque lo de la depilación me trae sin cuidado...
A mí me gustaría llevar el pelo largo, pero es incómodo y hay que peinarse.
Y claro, cuando me lo corto tardo una semana o así en verme bien.
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