Animo a ver más fotos de Collioure en facebook, porque es precioso. Las nubes impidieron que me diese un baño pero favorecieron, a mi entender, el resultado de algunos fotos.
Llegado el fin de semana, y teniendo Philippe tiempo libre, me llevó en su coche de viaje de nuevo. Vimos Céret, otro pueblecito, que estaba cerca de la frontera. Allí callejeamos, vimos un mercadillo ambulante con verdaderas gangas en lo que a ropa se refiere, y comimos. Con mi ilusión de niño respecto a los idiomas, me fui más contento que unas castañuelas tras ser requerido por un par de personas para indicarles dónde estaba dicho mercadillo.

Invadidos de cierto muermo post-comida, mi anfitrión propuso ver el museo Dalí en Figueras. En un principio me pareció hasta estúpido pasar la frontera para regresar a mi país, pero acepté y valió la pena.

El museo resulta entretenido. Eso sí, Dalí debía de ser insoportable a más no poder. La pobre Gala, su mujer, no sé cómo le aguantó. A ver si busco información de ambos y descubro si se divorciaron o se aguantaron resignadamente hasta el fin de sus días.
La siguiente foto muestra una de las obras más originales que pueden verse en el museo:

Me costó mucho sacar esta foto: me encontraba subido a una escalera, con una fila tremenda esperando a que yo me quitase de la lupa con peluca a través de la que se observa esta imagen. Salvo esa peluca, lo demás se encuentra más abajo, en el suelo, y el conjunto forma un rostro.
Tampoco se queda atrás otra obra que consiste en dibujos extraños en varias mesas. Cada mesa tiene encima una botella de metal que refleja los dibujos de la mesa: al reflejarlos, el observador ve la imagen invertida y descubre un rostro, un cuerpo, etc. Digamos que Dalí era muy creativo y además se aburría.

Éste es el teatro de Figueras. Quizá haya alguno más, no lo sé. La ciudad no me pareció mal, aunque tampoco recomiendo en especial visitarla si no es para ver también el museo y así pasar media tarde.
Al volver de Figueras nos detuvimos en un hipermercado que está literalmente al lado de la frontera y donde, por lo visto, muchos franceses van a comprar para aprovechar que los precios les resultan más asequibles y que algunos productos son más difíciles de encontrar en Francia.
Al día siguiente fuimos a la playa nudista del principio del viaje. No me di crema por delante porque con el viento no se percibía la fuerza con la que daba el sol y porque teniendo pelito en el pecho, da muuuucha pereza... Y será la última vez que cometa semejante imprudencia, porque casi dos semanas después sigo todavía pelándome y habiendo disfrutado de cinco días de escozor horripilante.

(Continuará)
Llegado el fin de semana, y teniendo Philippe tiempo libre, me llevó en su coche de viaje de nuevo. Vimos Céret, otro pueblecito, que estaba cerca de la frontera. Allí callejeamos, vimos un mercadillo ambulante con verdaderas gangas en lo que a ropa se refiere, y comimos. Con mi ilusión de niño respecto a los idiomas, me fui más contento que unas castañuelas tras ser requerido por un par de personas para indicarles dónde estaba dicho mercadillo.

Invadidos de cierto muermo post-comida, mi anfitrión propuso ver el museo Dalí en Figueras. En un principio me pareció hasta estúpido pasar la frontera para regresar a mi país, pero acepté y valió la pena.

El museo resulta entretenido. Eso sí, Dalí debía de ser insoportable a más no poder. La pobre Gala, su mujer, no sé cómo le aguantó. A ver si busco información de ambos y descubro si se divorciaron o se aguantaron resignadamente hasta el fin de sus días.
La siguiente foto muestra una de las obras más originales que pueden verse en el museo:

Me costó mucho sacar esta foto: me encontraba subido a una escalera, con una fila tremenda esperando a que yo me quitase de la lupa con peluca a través de la que se observa esta imagen. Salvo esa peluca, lo demás se encuentra más abajo, en el suelo, y el conjunto forma un rostro.
Tampoco se queda atrás otra obra que consiste en dibujos extraños en varias mesas. Cada mesa tiene encima una botella de metal que refleja los dibujos de la mesa: al reflejarlos, el observador ve la imagen invertida y descubre un rostro, un cuerpo, etc. Digamos que Dalí era muy creativo y además se aburría.

Éste es el teatro de Figueras. Quizá haya alguno más, no lo sé. La ciudad no me pareció mal, aunque tampoco recomiendo en especial visitarla si no es para ver también el museo y así pasar media tarde.
Al volver de Figueras nos detuvimos en un hipermercado que está literalmente al lado de la frontera y donde, por lo visto, muchos franceses van a comprar para aprovechar que los precios les resultan más asequibles y que algunos productos son más difíciles de encontrar en Francia.
Al día siguiente fuimos a la playa nudista del principio del viaje. No me di crema por delante porque con el viento no se percibía la fuerza con la que daba el sol y porque teniendo pelito en el pecho, da muuuucha pereza... Y será la última vez que cometa semejante imprudencia, porque casi dos semanas después sigo todavía pelándome y habiendo disfrutado de cinco días de escozor horripilante.

(Continuará)
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