miércoles, 4 de enero de 2006

Apetitos


Una vez que las personas homosexuales podemos casarnos en España, lo cual a veces me sigue pareciendo increíble sabiendo la de retrasados mentales que todavía lo ven aberrante, invito a una coñera reflexión acerca de qué pensarían los susodichos cerrados de mente si se encontraran con que existen páginas web para:
- Quienes se mueren por los chicos muy altos. (http://b2.boards2go.com/boards/board.cgi?user=Pugman/)
- Quienes adoran las personas muy gruesas o que están engordando por placer. (www.gainerweb.com)
- Quienes disfrutan viendo fotos morpheadas de chicos muy cachas, con dos penes, gigantes, transformados en piedra, paquetones inmensos, varias piernas... (www.metabods.com)
- Quienes se ponen viendo a chicos/as por web cam (véase uno de mis links).
Y otros muchos gustos perfectamente respetables pero indudablemente freakys.
¿Se imaginan ustedes al típico tío pepero short-minded, de 55 años y raya a un lado, vestido de corbata y con mocasines y Rolls Royce, descubriendo que su hijo se la machaca con fotos de tíos con penes agigantados por ordenador?
Yo es que me parto sólo de pensarlo. Ojalá todos tuvieran ocho hijos transexuales, pa que les diera un infarto y aprendieran de una puta vez.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

La cosa es que probablemente el pepero de 55 años con raya a un lado es gay pero está más dentro del armario que la mujer de la canción de Rafaella Carrá. Y al hijo lo desterraría porque se lo haría recordar.

Diabetes dijo...

Sí, es cierto... Lo cual convierte a esa persona en alguien digno de compasión, en el fondo. En cualquier caso, ¿no es un asunto también de inteligencia? Por muy arraigadas que estén unas convicciones, si analizas tus sentimientos acerca de tu sexualidad o la de un conocido y ves que no hay nada anormal en ello, que se trata de una persona como otra, la conclusión inevitable debería ser la de abrirse algo más.

Anónimo dijo...

Claro, pero si la persona lo analiza y lo ve anormal, no se abre...
Ojalá pasara lo que has puesto al final de tu blog :)

Diabetes dijo...

Eso es lo que no entiendo: que después de analizarlo, viendo que personas que sabes que son normales -amigos, familiares- tienen esa característica que tanto detestas, no seas capaz de darle más importancia (y esto en el caso de seguir odiando la homosexualidad, o sea, me pongo ya en lo peor) a la amistad y trato de años y años que a eso que no te gusta... y que a raíz de esa aceptación, quizá resignada, lo hagas extensivo a la población homosexual en general.
Alguien, insisto, que, tomándose todo el tiempo que necesite, no actúe de esa manera, me parecerá muy cerrada y de inteligencia limitada, ya que no ha sido capaz de superar un prejuicio teniendo ante sí pruebas irrefutables.