Muchos dicen que utilizamos un 10% de nuestro cerebro en la vida diaria, y eso es falso porque a nada que uno se dañe una parte de él, enseguida no camina, no ve o reduce sus habilidades sociales (claro que a la gente le gusta crear mitos, como éste, que favorece la creencia en videncias y telequinesias); en todo caso, nos falta conocer bien una parte de él y sus interconexiones, pero no somos babosas con un cerebro pseudoinútil.
Bien es cierto que en ocasiones uno se replantea lo del diez por ciento (Maragall decía que era un tres). Por ejemplo, ¿qué provocó que hace un par de años, haciendo mi cama, de repente descubriera la conexión entre las tallas S, M, L y XL y las palabras inglesas Small, Medium, Large y eXtraLarge? ¿Por qué, además, no caí antes en ello?
¿Por qué esta misma tarde me he dispuesto a ver una película en versión original, una de Jacques Tati, y he desistido en el intento porque el cerebro de quien diseñó los subtítulos no comprobó que las letras blancas se leen de puto culo sobre una peli con continuas imágenes soleadas?
¿Por qué pasé siglos quejándome de que las sopas de sobre eran instantáneas en su preparación pero que exigían esperar luego mogollón hasta que el agua dejara de hervir y se enfriara y tuvo que ser mi ex quien me sugiriera verter los polvos de la sopa en menos agua y más tarde añadir fría el resto de la necesaria?
¿Por qué las personas enormemente cultas tienden a carecer de otras habilidades, como las sociales?
¿Por qué la gente no escribe con acentos?
¿Por qué la gente habla inglés tan mal (en España)?
¿Por qué me llegan e-mails de "Pásale esta mierda que he escrito en un momento horrible de aburrimiento a 124 personas o te saldrán granos en los ovarios"?
Y lo gordo, repito, es que utilizamos el 100% de nuestro cerebro; admítanlo, señores, aunque les cueste.
Animo desde aquí a la lectura de Hierro en las espinacas, libro barato y de lectura amena que por lo menos nos ayudará a cuidar nuestro cerebro haciéndonos coger un libro de una vez –que anda que no cuesta a veces-, nos aclarará el tema del uso del cerebro y nos quitará de la cabeza creencias erróneas, cien-por-cien irracionales, como la de que las espinacas es el alimento con más hierro, que las arañas son insectos o la de que sólo existen cinco sentidos.
Lean ustedes un poquíiiiin, haaaala, pooooorfa, que ha sío christmas.
6 comentarios:
Pues yo creo que usamos el 99% y los ventrílocuos el 100%. Lo que siempre me he preguntado es por qué la gente se cree que el 90% que se supone que no usamos sería utilizable para la telequinesis y no simplemente para aprender y entender las cosas mucho mejor.
Que conste que, portugueses e italianos aparte, el español por ahí se habla de culo.
Y ahora unamos nuestros cerebros y pensemos cómo vamos a quedar el viernes.
Pues a través de tu blog. Sara lo propone.
Sara es sabia.
Aparte: si no me he leído tu puto relato desde hace dos años que lo tengo, ¿qué te hace pensar que me voy a leer el libro de las espinacas?
Pero que conste que algún día lo haré.
Mi cerebro lo uso un 20% para las cosas cotidianas, un 60% para Internet y un 17% para aprender Kungfu a base de intentarlo con fuerza. El otro 3% se lo he dejado a Maragall porque me daba pena el pobre.
Muchas de tus preguntas tienen respuesta. Y si no te la inventas, qué coño.
Pues sería un bonito regalo de Reyes el saber que te lo has leído... :-)
Si quieres te miento...
Hombre, pues no, pero hija, son 30 minutos de tu vida... (leerlo, no mentirme).
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