viernes, 11 de agosto de 2006

Liberando a Carmen Posadas (II)


Hace muchas semanas comenté que había encontrado un libro de la autora que aparece en el título, Pequeñas infamias, en la biblioteca Ricardo Magdalena, concretamente en un estante destinado a los libros liberados. Decía que después de leerlo lo dejaría en cualquier sitio, y añadía algunos comentarios acerca de lo original y sugerente de la idea del bookcrossing.
Leí un veinticinco por ciento del libro, decidí que era una basura y lo abandoné a la puerta de El Cortinglés de Independencia; y ese libro, como todos menos uno de los que he liberado, ha caído en manos de alguien que desconoce la página web donde hay que indicar que se es el nuevo dueño del mismo, o no sabe usar internet o ha decidido quedarse con la novela.
Así que a la mierda tanto bookcrossing y su puta madre en bragas.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pos vaya. Yo soy partidaria del bookcrossing entre amigos, yo te dejo un libro, tu me dejas otro, los criticamos todos y al final todos vuelven a sus dueños (que van muy caros y me cuesta mucho sudor ganar el dinero)

Anónimo dijo...

APOTEGMA
No hay otra solución:
si de verdad amas a Eurídice
vete al infierno.
Y no regreses nunca

anagnosto dijo...

Ja ja, creo que falla algo si solo son liberados los libros que son un pestiño... Deberia ser al reves...