Se acercó a una cabina de teléfonos. Marcó el número de su tía.
- Pero cariño, ¿cómo es que estás en la calle a estas horas? -respondió Carmen.
- Ya te contaré. He tenido una especie de problema - afirmó Tatiana-. Quería saber si puedo dormir en tu casa.
- Pues claro que sí, eso ni dudarlo, cielo. Pero verás, estoy en Mallorca ahora mismo.
- Oh, vaya.
- Escucha, acércate a casa de Julio. Es un amable señor que vive en la puerta de al lado. Explícale quién eres y te prestará una copia de las llaves.
- Gracias, tía. No sabes lo que te lo agradezco.
Tatiana no llevaba dinero encima. Le esperaba una larga caminata.
Por el camino, observó que una cantidad enorme de jóvenes disfrutaba del fin de semana en una zona de bares. Para satisfacer su curiosidad, decidió caminar entre esa gente.
Se sintió ligeramente incómoda, probablemente por la falta de costumbre. Pero enseguida percibió que algunos chicos le resultaban atractivos y que esa inusitada cercanía le producía un nudo agradable en el estómago.
Sólo sus pasos querían alejarse de la multitud, que no ella. Quizá su vestido no era el adecuado para salir una noche... pero era lo que el cuerpo le estaba empezando a pedir.
¿Por qué no probaba a llevarse un chico a su casa? ¡Eso sí que sería probar cosas nuevas, como había planeado!
¡Ahí va! ¿Y si...? ¿Y si...? ¡Sí!
Se le había ocurrido una idea perversa... pero tentadora.
Al día siguiente compraría un periódico... y dispondría de la casa de su tía.
3 comentarios:
El final de la cuenta atrás ¿para cuándo? Yo me rindo, si no es una abuelita, ni una monja, ni opusiana... no se de qué va Tatiana
No lo voy a desvelar, claro, pero vaya, que sí, Reich, cuando el río suena...
6 meses después del primer polvo, la sexagenaria Tatiana, estaba en la ruina, en la calle, había probado de tó, por akí, por allá, 2, 3, 6...
Psicótica despechada anti jóvenes lascivos, deseaba matarlos.......
torturar!!!
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