lunes, 5 de marzo de 2007

Investigación vital (III).

Tatiana abrió la puerta del piso y dejó que Alberto entrara primero.
Alberto tenía un culo precioso, pero lo que a ella más le gustaba eran sus brazos musculados, su pelo moreno y su rostro de rasgos duros.
Tras un rato de charla y bebida entre notas musicales, se acercaron al dormitorio y se sentaron en la cama. Poco a poco, el toqueteo de las manos pasó a mayores y la ropa fue cayendo rítmicamente sobre el suelo enmoquetado.
Para Tatiana, qué duda cabe, aquella sesión horizontal supuso toda una novedad. Ningún hombre la había tratado de esa manera anteriormente. Fueron casi dos horas de besos y caricias antes de que llegasen veinte minutos de sudor animal y divino. Todo un éxtasis.
- ¿Te ha gustado? -preguntó él mirándola de cerca a los ojos.
- Muchísimo. Ha sido maravilloso -respondió ella, sonriendo.
- Me alegro. Podemos repetirlo cuando quieras.
- Claro que sí, Alberto. Estaré encantada. Oye, ¿podrías quedarte a dormir?
- No sé... -dudó-. Tendría que anular otras citas.
- No es problema. Dime cuánto cobras por la noche entera.
- Ciento cincuenta.
Tatiana le entregó el dinero y durmió abrazada.
Justo antes de dormirse, decidió definitivamente que abandonaba su anterior vida.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tatiana tenía 65 años, y era virgen.

¿Habéis visto el corto "La primera vez" con Mariví Bilbao?

Anónimo dijo...

Me temo que a Tatiana le va a salir un poco caro abandonar su vida anterior.